Prof. Dr. Friedemann Schrenk

Director del Instituto de Investigación Senckenberg
Profesor de Paleobiología de Vertebrados en la Universidad Johann Wolfgang Goethe en Frankfurt

La evolución biocultural

"La pregunta crucial aquí es la del almacenamiento del conocimiento y de la inteligencia. Sin lugar a dudas existen mecanismos para este fin, si bien estos prácticamente aún no han sido analizados –y menos aún esclarecidos– por la ciencia. El significado de la fórmula vida + nuevo conocimiento = arte es justamente la definición de esta incógnita desde el punto de vista general de la ciencia."

Esta fórmula del arte, como punto conceptual central de la exposición “art open“, fascina no solo a los conocedores del arte, sino que tiene un contenido explosivo también para los historidores naturalistas. El principio de la evolución, como un lento desarrollo continuo, es utilizado como un modelo para la evolución biológica, pero también cultural, del hombre. También nosotros tenemos nuestras raíces en la naturaleza, y por ende, buscamos continuidad, como todo organismo vivo. Todo en la vida está subordinado a este objetivo, ya sea como crecimiento individual o como reproducción hacia nuevas generaciones. Esto sería impensable sin la transmisión de informaciones. 

Si bien no se aclaró definitivamente la aparición de la primera información, el primer desarrollo de sistemas de autoconservación a partir de moléculas orgánicas –y por consiguiente la aparición de vida individual– tiene una plausible explicación. El resto fueron cambios evolutivos y un aumento constante de la complejidad de los organismos a través de miles de millones de años, dependiendo de las condiciones previas respectivas de los organismos, de las mutaciones genéticas que se dan en ciertas generaciones y de la selección natural individual condicionada por el biotopo. En el caso de nuestros ancestros se agregan a estos criterios también el comportamiento social y la aptitud para aprender. Junto con este desarrollo social aparece en el transcurso de la evolución humana una tendencia individual que se expresa primero en la producción y uso de herramientas.

Hacen por los menos 2 millones y medio de años que se empezaron a utilizar conscientemente herramientas para aliviar inclemencias ambientales. Esto marca el principio de la evolución cultural, y de la dependencia cada vez mayor frente a los medios técnicos. Las aptitudes intelectuales, linguísticas, culturales y cognoscitivas del ser humano, que se basan en un potencial material del cerebro, no tienen un libre desarrollo, sino están más bien canalizadas por condiciones históricas de una larga fase de la evolución.

Esto no quiere decir que este desarrollo estuviese programado en una dirección determinada, ni que no se pudiesen generar situaciones completamente nuevas a través de una interacción de diversos factores. Mientras el crecimiento del cerebro desde hace aproximadamente dos millones de años servía para almacenar, procesar y transmitir una cantidad cada vez mayor de informaciones que contribuyeron a la formación de una aptitud cultural en los seres humanos, la explosión cultural en sí se desató recién hace un par de milenios. Aparte del cerebro "crecieron" otras memorias de datos, esta vez externas: tablas de arcilla, papiro, papel, cintas magnéticas y el CD-ROM. La transferencia no-genética de información hoy en día es mucho más rápida, más extensa y de mayor importancia que la genética. Desde hace aproximadamente 2,5 millones de años va diminuyendo relativamente el peso de la evolución meramente biológica (transporte de información a través de los genes) y va aumentando continuamente el peso de la evolución cultural (percibido por medio de la vista y el oído, y transmitido a través del lenguaje).

Ya que los efectos de ambas evoluciones interactúan y se influencian recíprocamente, es plausible hablar de una evolución "biocultural" en el caso del ser humano, que permite –ella sola– la aparición de cualidades típicamente humanas. La pregunta crucial aquí es la del almacenamiento del conocimiento y de la inteligencia. Sin lugar a dudas existen mecanismos para este fin, si bien estos prácticamente aún no han sido analizados –y menos aún esclarecidos– por la ciencia.

El significado de la fórmula vida + nuevo conocimiento = arte es justamente la definición de esta incógnita desde el punto de vista general de la ciencia. Si existen mecanismos para la transmisión hereditaria de conocimientos y experiencias, estos serán accesibles, algún día, a la investigación científica. De tal modo se posibilitaría una intervención directa y, por ende, una rápida aceleración de la evolución biocultural que superaría con mucho todas las perspectivas que se ofrecen actualmente gracias a la técnica de clonación. Para ser precios, la fórmula del arte de la art open vida + nuevo conocimiento = arte tal vez incluso describa un concepto teórico de la evolución biocultural del hombre en su conjunto.